Uno de los rasgos de mi carácter que a veces llega a enfadarme es mi obsesión por la puntualidad; casi se convierte en algo enfermizo. No solo cuando he quedado con alguien llego diez minutos antes, también cuando tengo cita en el médico o en cualquier otro lugar… Me enfada porque siempre tengo que esperar y no solo los diez minutos que llego antes, también los que se retrasan los demás. No me gusta llegar tan pronto, a veces me siento un poco estúpida, ahí esperando… Sin embargo, he de decir que sé entretenerme bastante bien y que soy capaz de estar sentada más de media hora en un banco sin hacer nada, simplemente observando a la gente. Y es que otra de mis peculiaridades es que soy muy, muy curiosa; me encanta mirar a las personas, imaginarme dónde van, quiénes son, qué tienen que hacer, si están contentos…
Esta pequeña introducción venía a que quería comentar mi paseo de ayer y para ello consideraba necesarias ciertas explicaciones.
Ayer tenía cosas que hacer en Madrid (capital) y me desplacé allí utilizando el transporte público. Como siempre, llegaba con más de media hora de antelación. Por eso estuve paseando tranquilamente, observando a la gente, mirando escaparates, pensando, dejando volar mi imaginación… Paseé por calles por las que nunca había estado, intentando guardar en mi memoria todos mis detalles. Vi a muchas personas que, por una cosa o por otra, lograron captar momentáneamente mi atención: abuelos paseando a sus nietos, madres que recogían a sus hijos del colegio, amas de casa con bolsas de la compra, vendedores callejeros, ejecutivos uniformados con su maletín a cuestas, parejitas de ancianos que paseaban apaciblemente, mujeres muy arregladas, maquilladas y peinadas como si fueran a una boda; vi discutir a una pareja joven, él le reprochaba a ella su falta de confianza y ella lo negaba; vi a una madre jugando con su hija a no pisar las rayas del suelo; vi a una adolescente hiperactiva chillar a su madre sin contemplaciones…
Una vez abierta la caja de Pandora, salieron a la luz las desgracias humanas más terribles... ¿Podemos afirmar que la esperanza sigue aún dentro?
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Un paseo por Madrid
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9 comentarios:
¿Somos almas gemelas? jaja
Me sorprende que tus palabras no lleven mi firma, pero me encanta saber que en eso no estoy sola, jaja
Me gusta!!!
Cuídate guapa
¿Observar o cotillear? Mírame a mí que no cobro!
Jeje, a mí también me encanta saberlo, Aileon; es genial poder compartir tantas cosas con alguien que ni siquiera conoces.
Un beso.
En cuanto a ti, Rayco... qué maldad!! jejejeje, observar, observar, cómo va a ser cotillear???
Mira como no contestas mi otra observación... xD
¡Pero si a ti estoy todo el día observándote!!
a mí me pasa igual, y además como a ti me encanta observar a la gente!!!!
Resulta curioso la cantidad de pequeños pero interesantes detalles que somos capaces de apreciar cuando nos detenemos a observar lo que nos rodea, es algo que me encanta hacer, porque no solo descubres, también aprendes.
Me gustó tu entrada.
Un beso.
Julia
yo soy tonta de puntual que soy
besitos guapa
Estudiando artes de escenicas, yo observo mucho, de echo el año pasado tuve qe crear un personaje del metro; una mujer amargada comiendo pipas en el metro de barcelona. Fue diferente, una sensacion unica!
besitos :)
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